¡Ay, Carmela!

A simple vista, Carmela, parecía tan insulsa como su nombre.
Si me decían que se trataba de una chica alta, flaca, de ojos verdes, labios carnosos con copioso cabello largo, castaño y algo ondulado podría haber dicho que era "La Mina" pero al verla, y aunque no puedo decir que sea fea, se reconoce cierto desanimo, una sensación en la boca del estomago que indica desilusión.
Carmela no es fea pero tiene formas aburridas, como fofa, tiene un atractivo extraño, algo exótico.
sus piernas son largas, su entrepierna algo abultada con forma de W bien marcada. Por detrás nalgas pomposas y redondas pero que parecen no ser muy fuertes, gelatinosas.
Tiene una leve panza, resaca de algún embarazo o de algunos kilos ganados en el pasado; caderas anchas y de difícil cintura.
Sus pechos no desbordan por el escote, dan la idea de necesitar de un sujetador fuerte para sostener y abultar, como si fuesen largos o estuviesen caídos.
Tiene una nariz imponente peor no grotesca, labios carnosos en una boca mediana; parece cansada, quizás por las leves bolsas bajo sus grandes ojos verdes.
Maestra jardinera, cambio los párvulo por las plantas y las flores. Trabaja en un local a dos cuadras del cementerio haciendo arreglos florales para cumpleaños, casamientos y carrozas fúnebres.
Domingo por medio solía comprarle un clavel para mi madre, así la conocí y aunque al comienzo no le preste atención con el tiempo la fui mirando mas detenidamente.
Como dije, no era ni muy linda ni muy fea, gano mi atención, me daba curiosidad.
Era acorde a su trabajo, laburaba con flores, colores, vida; a dos cuadras del cementerio.
Se veía tímida, hablaba poco y en tono suave. Con el correr del tiempo tomamos mas confianza, hablábamos tres palabras mas y menos formalmente, pero nunca dejo de tener ojos vergonzosos y tímidos.
Me masturbe en muchas ocasiones revisando su imagen, recordando sus formas.
Imaginar a esa mujer tímida, vergonzosa y algo alejada del tipo de mujer salvaje haciéndome delirar en la cama me daba mucho morbo.
Cada domingo en que me tocaba ir al cementerio pensaba cosas locas, como que me haría pasar, cerraría el local por unos minutos y me masturbaría con sus tetas detrás del mostrador.

Collar de Perlas


La oficina de la inmobiliaria donde pago el alquiler de la casa queda camino a mi trabajo, generalmente a esas tempranas horas de la mañana esta cerrado aun. Al ver que esta abierto decido volver, dejo la moto en la puerta y tímidamente golpe y abro la puerta al mismo tiempo que digo "Buenos días, permiso".

- He, si, si, adelante -dice una voz femenina, que creí era de Maria, al propietaria del negocio.

Estaba equivocado, era Luciana, su empleada.

-¡Que sorpresa! -le dije- No pensé que estaría abierto... ¿o aun no abres?-

-La verdad es que recién entro -me dijo mientras me señala la silla indicándome de esta forma que me sentase y se dirigió a cerrar la puerta.

-Si, no sabia si entrar o no porque vi casi todo oscuro y por el horario, pero aprovechando que paso y ya me voy al trabajo...me tire el lance.

-Me parece bien, no hay problemas. Maria esta de viajes así que estoy sola por unos días aprovecho en venir antes, tomo unos mates viendo algunas noticias por la web, reviso correos, armo la agenda de llamados que tengo que hacer y luego abro porque después comienza a llegar gente y se me hace un poco difícil organizar todo estando sola.

-¿Te puedo abonar ahora, entonces? -Consulte.

-Si, claro, no hay problema -dijo mientras se sentaba detrás del mostrador, frente a mi- es impresionante el calor que esta haciendo- agrego.

-Es insoportable porque ademas esta esa humedad espantosa que hace mas molesto el ambiente.

-Si, es cierto, una y ano sabe como salir vestida a la calle -agrego mientras se echaba el cabello hacia atrás y se abría su blusa.

-Hee, si -le dije algo distraído mientras la observaba- Si, pero vestido hay que salir para no tener inconvenientes.

-jaja, si es verdad -afirmo jocosa mientras desprendía un botón de su blusa y abría aun mas el escote.

-Seria mas cómodo andar así nomas -me sonrió y sentí como me bombeaba la sangre en la sien.

-Verdad que si -concenti- la verdad es que en casa ando sin ropas, llego del trabajo y tiro todo lo que traigo encima.

-jaja, que loco ¿y no tenes chicos?

-No soy solo.

-Ah, creí que estabas casado o algo así.

-Mi novia se queda cuando viene, esta trabajando fuera y viene solo los fines de semana hasta que le den el traslado, así que hasta ese momento dispongo del espacio para mi solo.

-Bueno, cuando vos quieras, entonces -me guiño el ojo mientras con una mano acercaba una lapicera.

Se quedo inclinada hacia mi, con su blusa abierta y sonriendo, sus brazos al costado de sus pechos parecían presionar echándolos hacia afuera del escote.
Sin despegar la vista de sus tetas amague tomar la lapicera pero no fui certero, tome su mano.
Se rió mirándome a los ojos y con una sonrisa picara bajo la vista hacia sus pechos y luego hacia el recibo de pago.
Time la lapicera y me dispuse a firmar sin poder dejar de mirar su escote, no fui para nada pudoroso en demostrar mi atracción por sus carnes.
En un segundo paso un ángel, absoluto silencio, yo miraba su tetas y ella abría su blusa como ventilándose el escote.
Solo atine a decir: -Perfecto.

-Llego el momento del pago -me dijo y me indico con gestos que pase por el costado del mostrador-, - veni -agrego con tono ladino-.

Me dirijo hacia su costado y me puse frente a ella, me miraba sonriente, yo estaba muy caliente y algo duro, metí mi mano en el bolsillo y frote mi pene.


-Tenes cambio -le dije con un hilo de voz-.

Ella bajo el cierre de mi bragueta y yo saque mi pene.
Lo metió en su boca y comenzó a mamar exquisitamente.
Sentí un placer descomunal, ella lo metió hasta su garganta, lo saco un poco y dio un par de lenguadetas mientras movía con sus dedos sobre la base del tronco. Me lo mamaba y lamia sin quitárselo de su boca, levantaba sus ojos para observarme, yo moría de placer.
En un momento mire hacia la puerta y me eche hacia atrás diciéndole que coloque llave.
-Ya puse llave, apenas entraste cerré la puerta -me informo mientras no dejaba de masturbarme-.

Reí y eche hacia atrás mi cabeza, cerrando los ojos que apuntaban al techo.

-Que rico lo chupas -le dije- si seguís así voy a eyacular.

-Siempre quise un collar de perlas, me dice como en un suspiro.

-Espera, espera -le dije intentando salirme de su boca, pero ella no me dejaba y su brazo pasado entre mis piernas, empujándome desde el culo hacia adelante, no me dejaba escapar-.
Apenas pudo balbucear -Dabmeb lba lebcheb (dame la leche).

No aguante mucho mas y comence a correrme en su boca, ella me libero y quitando la verga de su boca, ensucie con semen en su mentón y chorrie todo su pecho.

-Dame la lechita entre las tetas, si, que rico, papito, si -decía como repitiendo el guion de una película pornográfica, por alguna razón lo que digamos en un momento así no suena a nada mas que a eso, incluso cuando pretendamos ser románticos.

Yo me masturbaba intentando exprimir el pene.

-Haaa, que rico, toma -le decía mientras frotaba el glande entre sus pechos- Ahí tenes tu collar de perlas, ahí tenes tu collar -repetí.

Ella paso su mano por el semen, lo olfateo y me miro sonriente.

-Enseguida te doy el recibo -agrego.

-No hay dramas -le dije- cualquier cosa me llaman y pago otra vez -mientras ella volvía del lavatorio.

-El mes que viene trae billete chico, que el cambio esta difícil -dijo entregándome el recibo.
-Ok, no hay drama, nos vemos el mes que viene.

-Chau, nos vemos -se despidió.

Salí de allí y me fui a tomar un café en el bar shop de la estación del a esquina, uno bien cargado y en jarrita, con dos medias lunas.