Sexo Explicito

Corazón, has cambiado mis días. Desde que apareciste he vuelto a creer, he vuelto a sentir. Mi mente esta contigo todo el día, mi corazón late mas fuerte cuando te pienso, mi respiración se agita porque te siento aquí pese a las distancias, siento tu calor y tu respiración. Siento mi sangre hervir, mi entrepiernas es pura electricidad, se siente mas durito de lo normal y ardo en deseos de masturbarme.
Mi pene esta calentito y húmedo, lo acaricio suavemente y manoseo mi glande. Lamo los jugos que quedan en mis dedos, siento mi propio sexo en mis labios, su sabor.
Fantaseo con probar tu sabor, oler tu sexo. Quiero chuparte, quiero tu néctar en mi boca, quiero besarte y que la pruebes.
No puedo dejar de pensar en tu mirada, tus ojitos de miel, en tus labios gruesos y carnosos, exuberantes, sexys, pornográficos. Me veo en ellos, me veo lamiéndolos, mordiendo tu labio inferior luego de haber recorrido tu cara con mi lengua, habiendo salivado todo tu rostro.
Mi lengua se pierde entre tus dientes y tu mejilla, recorriendo tus encías de izquierda a derecha, intento llegar hasta el fondo, vuelvo acariciando tu paladar y atrapo tu lengua deliciosa que comienza a abrazarse con la mía, a frotarse suavemente hasta perder la calma. Comenzas a morder mis labios suavemente, me penetras con tu lengua, mordes despacito la mía. Comenzas a lamer mis labios, te separas de mi y me miras sonriente con tu lengua entre los dientes y los ojos inyectados de libido. Arremetes nuevamente devorándome.
Tu lengua se mete dentro de mí irrespetuosamente, me gustaría tragarte. Siento el sabor del interior de tu boca, es delicioso. Sabes a piña.
Dándonos pequeños piquitos nos separamos un poco, yo comienzo a acariciar tus pechos, a acariciar en círculos alrededor de tus pezones, los aprieto levemente.
Con mi lengua sigo un caminito de saliva que baja desde tu boca hasta la barbilla y de allí salta hasta el medio de tus pechos, allí me detengo y comienzo a lamerte. Una mano en cada pecho, paso mi lengua como si de un helado se tratase en la intersección de ambos. Te miro a los ojos, te beso en los labios y me arrojo sobre tu pezón derecho. Me gusta, esta durito. Chupo tu pezón, la aureola rosadita, lo recorro en círculos y de arriba hacia abajo con mi lengua y mi labio inferior, de mi boca entreabierta cae saliva que luego sorbo ruidosamente. Soplo despacito y vuelvo a lamer.
Suelto tu pecho izquierdo que mantenía en mi mano derecha que lo presionaba como buscando exprimirlo. Me dedico a chupártelo. Mi respiración esta muy agitada, siento una gran desesperación y comienzo a frotar mi rostro entre tus pechos. Vos me frenas, me arrojas hacia atrás y comienzas a acercarte hasta mi, de rodillas, gateando.
Apenas te detienes sobre mi pene, me miras a los ojos como diciéndome que vas a devorarlo pero no lo haces, sigues un poco mas dejando frotar tu pecho y tu abdomen sobre mi pubis, te reincorporas un poco y comienzas a frotar tu entrepierna sobre mi pero enseguida continuas hasta apoyar tu vagina sobre mi barbilla.
Comenzas a masajear tu conchita, jugas con tus dedos entre los labios y subís hasta tu clítoris. Chupas tus dedos y los pasas nuevamente sobre tu clítoris. Mirándome como si estuvieses en trance, con los ojos brillosos y transparentes, sonreís y me ordenas: “chápamela”.
Sin darme mayor tiempo a nada, pones tu sexo sobre mi cara, moviéndote hasta quedarte en mi boca. Me inunda tu olor, siento tu calentura, tu sexo húmedo y tibio es un manjar al que no puedo resistirme.
Comienzo a lamer tu clítoris, y lo toco con mis dedos babosos por tus jugos. Lo saboreo desesperadamente, comienzo a soplarlo y lo vuelvo a lamer.
Recorro con mi lengua toda tu rajita, de arriba hacia abajo una y otra vez, pasándola por tus labios e intentando entrometerme entre ellos. Me detengo en tu agujerito, mi lengua esta decidida a meterse dentro tuyo.
Me encanta saborearte, oler tu sexo, no puedo dejar de hacerlo. Comienzo a meter mis dedos, entro y salgo, lo giro dentro tuyo. Mi boca tiene tu sabor, mis dedos están empapados en tus flujos.
Hace mucho rato que nos caímos del sofá cama, desde abajo y entre tus piernas miro hacia arriba, recorriendo tu abdomen, tus pechos y logro verte sonreír. Veo como dejas caer un hilo de baba que se aferra de tu pezón frenando su caída.
Te corres un poco para atrás, te inclinas hacia delante y buscas mi boca. Con tus manos sobre las cobijas blancas con rosas te sostienes para besarme.
Es delicioso chupar tu boca, sentir tu lengua, abrazarla con la mía.
Al ver tus labios no puedo dejar de pensar en que me la chupes. Veo mi pene entrando a tu boca, tu lengua girando en círculos alrededor de la cabecita, deteniéndose en el frenillo, jugando y mordiendo suavemente en esa zona. Lames la cabeza de mi pene con tu lengua de arriba hacia abajo, luego lo pierdes en tu boca, siento tu garganta y tu lengua que se mueve como puede sobre el tronco. Comenzas a recorrerlo, subiendo y bajando mientras acompañas con tu mano siguiendo el mismo movimiento, de arriba hacia abajo.
Por momento lo sacas de tu boca, lo besas, pasas tu lengua bien húmeda, con mucha saliva y comenzas a frotarlo sobre tu barbilla, sobre tus labios, te das golpecitos con la cabecita de mi pene.
Volves a devorarlo, a perderlo en tu boca y luego te dedicas solo a chupetear la cabeza, a ahorcarlo con tu lengua.
Me calienta mucho escuchar los ruidos de tus chupadas, tu respiración y algunos gemidos desesperados que dejas escapar.
Estoy absolutamente entregado, no puedo hacer nada, mi cuerpo no responde, esta paralizado y vos estas comiéndote, literalmente, mi pija.
Con una de tus manos comenzas a manosear mis testículos. Seguís chupándome mientras juegas con mis huevos. Siento uno de tus dedos llegando un poco mas allá.
Siento que me desvanezco, me siento sin fuerzas, me tiemblan las piernas y quiero acabar sobre tus labios. Tu dedo siguió su camino, lo siento perdido en mis interiores.
Tomo fuerzas y te separo de mi, te recuestas y me miras abriendo tus piernas, invitándome a perderme dentro tuyo.
Muy bajito, Principles of Lust suena por segunda vez.
Me acerco sobre mis rodillas hasta tu entrepierna, tengo mi pene en mi mano. Esta hinchado y húmedo. Comienzo a frotar su cabeza sobre tu sexo, besa tus labios vaginales, y se impregna de sus jugos.
Es delicioso el calorcito húmedo de tu vagina, me encanta pasarlo por allí, frotarlo por toda tu vagina, golpetear sobre tu clítoris, bajar haciendo círculos sobre tus labios y meterme en tu agujerito, apoyarlo en el pero no entrar, moverlo apenitas, amagando.
Decido entrar, lo hago despacito muy suavecito, disfrutando cada centímetro, como saboreándolo.
Estoy dentro, falta apenitas para perderlo de vista.
Estoy absolutamente perdido dentro tuyo, tu vagina besa mi pubis, siento tu humedad y presiono como buscando aun mas de lo que el cuerpo me permite. Se siente muy rico, calentito, apretadito.
Comienzo a bambolearme suavemente y me caliento mucho viéndote acariciar tus pechos, jugando con tus pezones, viendo como te relames los labios.
Comienzo a acelerar mis embestidas. Sostengo tus piernas, una a cada lado de mi cuerpo y echando hacia atrás mi espalda arremeto duramente dentro tuyo.
Luego me inclino hacia delante, dejo una de tus piernas sobre mis hombros que luego caerá suavemente. Apoyo mis manos al costado de tu cuerpo para sostenerme y continúo mi faena desesperado. Tengo todo el peso de mi cuerpo sobre mis dos brazos y no dejo de cogerte. Flexiono mis piernas, para repartir un poco más mi propio peso y estar mas cómodo. Sigo a ritmo acelerado y te escucho gemir mientras giras tu cabeza de un lado al otro. Por un momento me detengo y busco tu boca pero no llego hasta que levantas un poco tu cabeza.
Vuelvo a menearme levemente, despacio, deteniéndome y volviendo a arremeter despacito, voy aumentando la intensidad, hago movimientos hacia los costados, como buscando dibujar un circulo.
Me siento desfallecer, acelero mis movimientos, estoy al borde del orgasmo y continuo con muchísimo entusiasmo.
Me pides que no pare, que no me detenga, gritas, decís que si, seguís gimiendo y tu cuerpo esta fuera de control, te moves para todos lados, encorvas tu espalda y no dejas de sacudirte.
Yo ya no puedo continuar, siento que me desplomo arriba tuyo. Gimiendo, gritando onomatopeyas inentendibles, no logro contener mis babas que se chorrean sobre ti. Termino cayéndome sobre vos. Estoy como muerto arriba tuyo, levanto mi cara y comienzo a lamerte desde la oreja hasta tu boca, nos besamos. Siento tu mano buscando mi pene, me manoseas, tu mano se humedece con mi semen y tus jugos, mezclados. Yo también te manoseo, acaricio tu vulva y comienzo a introducir mi dedo en ella.
Luego busco tu boca para que comiences a chupetear mis dedos húmedos de vos, de mi. Haces lo mismo con tus dedos mojaditos, nos besamos y nos quedamos recostados bien cerca el uno del otro, en el piso, sobre las cobijas blancas con rosas, tapándonos como podemos, enredando nuestras piernas.
Abro mis ojos y vuelvo a la realidad, estoy acostado en el sillón del living con mi pantalón y mi calzoncillo bajo, solo puestos en una de mis piernas a la altura del tobillo. Mi otra pierna esta flexionada contra el respaldo. Tengo mi mano, sobre mi pubis desnudo, con restos de semen. Voy frotándome despacio sobre mi pene que esta casi flácido, todo mojado y baboso. Hay algunas gotas de semen chorreadas sobre la pana del sillón que apenas limpio con mis manos. Deberé limpiar, pero lo haré luego, ahora no tengo ganas.

0 comentarios:

Publicar un comentario