Pegging


Jugando con mi esposa ella se arrodillo sobre la cama. Se había quitado el sostén dejando libres sus hermosas tetas del tamaño de una manzana grande, con sus aureolas levemente chocolatadas de uno o dos centímetros de diámetro y unos grandes pezones de centímetro y medio de largo por unos 8 milímetros de diámetro.
Pezones para nada sutiles, grandes largos y carnosos. De esos pezones en los que uno puede colgar una percha. Hermosos para chupar, meterlos por completo en la boca abarcando la aureola completa y lengüeteándolo en su extensión, recorriéndolo a lo largo con los labios.
Una de las cosas que más me calienta de  las mujeres es el clítoris. Me encanta fantasear con el clítoris en mi boca, humedecer mis labios y tomarlo con ellos como besándolo, dándole pequeñas lamidas con la puntita de la lengua.
Prefiero los clítoris soberbios  y contundentes a los más sutiles y humildes, pero no excluyo ninguno. Esta preferencia sea, quizás, debida a que esta mas expuesto y accesible.
Me excita mucho poder verlo aparecer cuando hurgueteo la entrepierna de mi esposa.
Llevaba puesta una tanga color negra que por detrás se perdía entre las nalgas. Con su torso erguido, como demostrando orgullo, y su rostro pintado con los colores de la lujuria mas herética que se pueda imaginar me miro diciéndome lo endiablando de su espíritu y mientras sonreía vulgarmente hizo a un lado la suave tela negra satinada que cubría su rajita jugosa, levemente cubierta por pequeños velos cúbicos que lejos de ocasionarme una mala sensación me producen una suave sensación animalesca.
Frotaba sus manos y sus dedos por la vagina introduciendo el mayor y luego chupaba saboreando con su lengua que relamía ruidosamente sus labios. Me besó  y pude sentir el sabor de sus fluidos mas íntimos.
Puso sus dedos por ambos lados separando sus labios vaginales con el dedo índice y el mayor, asomo su clítoris brillante y rosadito. Es una pequeña guinda en almíbar y muero de deseos por chuparla. Estoy muy caliente, encuentro sentado frente a ella manoseando mi pene que va erectándose poco a poco mientras lo meneo con mis dedos índice y pulgar llevando el prepucio de arriba hacia abajo dejando caer saliva sobre el glande hinchado, humectándolo.
La observo lascivamente a los ojos y ella me dice:

-¡Chúpamela!

Me arrodillo frente a ella y me inclino llevando mi boca a su vagina, comienzo a pasar mi lengua por su clítoris, salivándolo. Con mis labios húmedos lo estimulo, besándolo, lo froto con mi boca en posición de "U" derramando saliva constantemente sobre el.

Con mi lengua comienzo a sobarlo como si fuese un dulce, un chupetín. Mi chica comienza a mover lentamente sus caderas hacia los costados y de arriba hacia abajo mientras con sus manos toma mi cabeza enredando sus dedos en mis cabellos musicalizando la escena con gemidos melosos y apasionados.

.¡Chúpala!, me dice, ¡Chúpala! y me tironea de los pelos hacia su pubis y a los costados.

-¡Chúpame la pija, papito, chupamela toda!, agrega con su voz algo impostada y concierta furia masculina.

Yo continúo lamiendo y comienzo a gemir y a decirle que si:

-Si, mmm, si, mamita, si.

-Sos mi putito ahora, chupala, chupa mi pequeña pija, dale, dale; me incentivaba ella.

Yo me masturbaba con una mano mientras me ayudaba para chuparla mejor con la otra, ella tironeaba de mis cabellos hacia atrás para verme a los ojos mientras susurraba salvajemente y yo estiraba la lengua.
Tomo mi cabeza con ambas manos y me llevo violentamente contra su vagina, frotándose en mi boca. Me baño en sus jugos. Me aparto un poco y me miro sacando su lengua desde la que comenzó a gotear saliva que cayo en mi boca abierta.
Me echo hacia atrás, yo me aleje dándome vueltas, de espaldas y ella golpeando mis nalgas me dice que así me quería tener.
Me retiene con sus manos en mis caderas y acerca su boca a mi trasero. Siento como echa aliento en mi raja y comienzo a sentir que me toca el orificio anal con su lengua.
La sensación de ser lamido es desesperante, llevo mi pecho hacia el colchón y separo mis piernas encorvándome lo más que puedo. Estoy totalmente expuesto y a disposición de ella que pasa una y otra vez su lengua por mi ano. Por momentos parece pretender abrir mas mi orificio intentando meter la punta de la lengua, la que pone tensa y dura cada vez que embiste con ella mi agujerito.
Siento como da vueltas alrededor del orificio y mueve la puntita en mi hoyito que de tanto ser estimulado se dilata poco a poco dando lugar a que la intromisión sea mayor.
Como si su lengua fuese poco comienza a estimularme con la yema  de sus dedos hasta que decide introducir uno de ellos suavemente y lubricándolo con su propia saliva.
No puedo negar el intenso placer  que siento. Tengo mi ano dilatado y a su disposición, siento mucho gozo en los esfínteres y siento una sensación de dureza en mi pene.

-¡Cogeme, cogeme!, le digo desesperado, mi voz esta claramente desencajada , preso de una sensación a la que por prejuicio huía resistiéndome.

- Te voy a romper el culo, me dice mientras sus dedos entran y salen de mi cuerpo.

Abre el cajón de su mesa de luz y toma un frasquito de vaselina.
Leva sus dedos a mi cara y los introduce en mi boca:

-Así sabe tu culo, agrega.

Yo chupo sus dedos como si fuesen un pene, deseando locamente que fuese un pene.

- Tengo mi clítoris hinchado y te voy a coger, me dice.

- Hazme tuyo -le pido- rómpeme el culito mamita, te quiero dentro mío- le digo enfurecido.

Ella toma del cajón su consolador y lo lubrica. Comienza a meterlo suavemente mientras yo manoseo mi pene y mis pelotas.
Lentamente el consolador se adueña de mi ano, el placer es intenso, mi esfínter esta relajado completamente. Siento una energía que se dispara desde el agujero y se irradia hacia los costados y hacia adentro llegando a un punto desde donde avanza hacia los testículos y el interior del pene.
Estoy arrodillado en cuatro patas siendo penetrado con un didlo, mi pene se siente duro y pido a mi esposa que me la chupe. Ella pasa su brazo derecho por entre mis piernas y me masturba mientras lame el perineo.
Sus dedos están babosos por los jugos de mi pene.
Decide cambiar su posición y pasa su cabeza entre mis piernas, boca arriba, introduciendo mi pene en su boca.
Muevo mi cuerpo para fornicar su rostro, literalmente estoy penetrándola por su boca, hundiendo mi verga hasta la profundidad de su garganta. Puedo sentir sus amígdalas, su calor húmedo.
Por el movimiento y la compleja manipulación del dildo, mi trasero lo deja caer quedando a la vista mi total exposición.
Me incorporo y me recuesto con mis piernas abiertas en posición ginecológica, mi mujer se arrodilla frente a mí, besa y lame mis piernas por la ingle y arremete con mis bolas a las que pareciera pretender comer.
Chupa mi pene y lo masturba mientras mete su dedo en mi culo.
Soy su puta y quiero tenerla dentro mió, le pido que me posea y ella lo hace.
Abro mis piernas y ayudo con mis dedos a introducir el dildo en mi ano. Puedo sentir la corriente de placer por mi estomago.
La penetración es un echo, yo masturbo mi pene mientras ella mueve el consolador hacia dentro y hacia fuera en movimientos que acompaña con su cuerpo como si realmente fuese su pene y me poseyera con cada embestida. De esa forma fui suyo y fui su puta por primera vez.